Historia del Arte

Hace unos meses me enteré de que el Museo Reina Sofía (MNARS) organizaba la visita ‘Una mirada feminista sobre las vanguardias’. Prometía. No descubro nada resaltando que muchas artistas de principios de siglo que impulsaron las nuevas corrientes artísticas padecieron las alargadas sombras de colegas varones, maridos (Sonia Delaunay) o del exilio (Maruja Mallo, etc.). El inicio de la visita, con el diligente mediador cultural del MNARS, no pudo ser más revelador: en un grupo de unas ocho personas, solo había un hombre, pareja de una de las mujeres. Antes de comenzar el tour, el guía nos puso al día de las últimas y tristes cifras de representación de mujeres artistas en los museos estatales españoles. Unas semanas antes yo había cubierto para ‘M-Arte y Cultura Visual’ la presentación de la investigación de la que el guía extraía las cifras, ‘Museos y Cultura’, realizada entre 2009 y 2014 por el Instituto de Estudios Feministas de la Universidad Complutense de Madrid. El hombre del grupo (¡oh, sorpresa!) se pone nervioso mientras comentamos qué increíble es que solo el 8% de las obras expuestas en el Museo del Prado sean de autoría femenina (83 de las 7.500 de sus fondos) o que la sensibilidad no sea mucho más alta entre los responsables de un centro de arte contemporáneo como es el Reina Sofía, en la que la cifra no llega al 10%. El hombre se va tensando, se mueve sobre su eje, se va del grupo, vuelve, y estalla: “Pues esto es lógico porque en la HISTORIA DE LA PINTURA (lo pongo así, en mayúsculas, porque él habló en mayúsculas) ha habido siempre más artistas hombres que mujeres”. El grupo recogió el comentario extrañado por la salida de tono, miramos unánimemente al guía y este, con exquisita educación, le explica que está equivocado. Pero tampoco le da muchas vueltas al asunto porque el hombre quiere polemizar y el tiempo corre, tenemos hora y pico para ver varias salas.

En la primera sala en la que entramos, el hombre ya no está entre nosotrxs. Le dice algo al oído a su pareja y desaparece, volverá al final del todo para recogerla, claro. Sigue nuestro recorrido pero no se une, no vaya a ser que cambie de opinión. Vigilé sus movimientos, lo confieso.

 

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La tertulia, Ángeles Santos (1929). MNARS.

En la sala 207 apareció ella, Ángeles Santos. Ellas. ‘La Tertulia’. No conocía a Ángeles, nunca había visto sus cuadros. Me sonaba ‘Un Mundo’, pero me quedé petrificada con ‘La Tertulia’. Los dos son del mismo año, 1929, la autora tenía 18 años. La mujer recostada en el sofá es Ángeles, lo sé… Me mira. La visita está estructurada de forma que cuando tienes delante este cuadro de 1,30 por 1,93 metros te quedes más alucinadx aún si cabe. El guía nos explica que es la respuesta de Ángeles a ‘La tertulia del Café del Pombo’ de Gutiérrez Solana (1920), un bodegón de nueve hombres serios, enjutos, intelectuales todos, enlutados, posando rodeados de copas de vino y copitas de licor. Hombres importantes hablando de cosas importantes. El guía habla, me acuerdo del cuadro de Gutiérrez Solana.

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La tertulia del Café de Pombo, José G. Solana (1920). MNARS.

Gómez de la Serna y Lorca, entre otros, invitaban a Ángeles a sus reuniones, a las que acudía con su padre. Ella, con 18 años, fue testigo de esos encuentros solemnes de artistas e intelectuales de la época que sucumbieron a la pintura de una niña de provincias que auguraba una nueva corriente (Nueva Objetividad) sin haber tenido contacto alguno con las vanguardias. ‘Un mundo’ le abrió las puertas de los círculos intelectuales y le llevó a viajar desde Valladolid a Madrid, hasta llegar al Salón de Otoño. Con 20 años, sus lienzos estaban en París, EEUU, Venecia… Pero poco después fue recluida en un psiquiátrico. El guía nos invita a fijarnos en ‘Niños y plantas’, en la misma sala: cuerpos deformes, manos y pies sobredimensionados. Nos cuenta cómo ese estilo pictórico hizo saltar las alarmas ante un posible trastorno mental de Ángeles. Tras dos años de reclusión, se casó y retomó la pintura pero se mimetizó con el estilo de su marido, Emilio Grau Sala. Flores, paisajes, ni rastro de aquella pintura extraña y fascinante de sus años adolescentes.

 

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Niños y plantas, Ángeles Santos (1930). MNARS.

Los detalles biográficos de Ángeles me hielan, me apesadumbran. El grupo se va a otra sala y yo sigo estancada mirando ‘La Tertulia’. Analizo detenidamente los detalles, los gestos, los peinados, los vestidos de las cuatro protagonistas. ¿Cómo imaginó Ángeles esa moda minimalista? Fuman y leen, recostadas, sentadas en el suelo. Una señorita de los años 20 no podía atreverse a tal osadía. Quiero quedarme ahí. Hablar con ellas. ¿Qué son esos papeles/libros que leen? ¿Qué le preocupa a la mujer que fuma? ¿Qué le aconseja la que está sentada en el suelo, a su lado? Tengo que irme o me perderé el resto de la visita.

Último cuadro. Creo recordar que de Sonia Delaunay. ¿Qué hubiese pasado si no hubiesen recluido a Ángeles en un psiquiátrico? ¿Por qué no conocí antes a esta geniA que llegó a centenaria (1911-2013)? Mentalmente sigo en la sala 207.

Sí, señor. Tiene usted razón. El problema es que no hay mujeres artistas. Es lógico que La Historia del Arte (HDA) tenga nombre mayúsculo de varón.

Terminada la visita, él vuelve a recoger a su pareja. Rodea con su brazo la cintura de ella. Se van.

Yo solo quiero cantar con Las Bistecs «el falo es tendencia en todos los museos… Oh, no otra vez tú»!!

 

 

 


2 respuestas a “Historia del Arte

  1. Non coñecía eu tampouco a Ángeles Santos. Gústame moito o cadro «A tertulia», e creo que o vou usar de portada para o perfil de Facebook da biblioteca.
    A arte ten cada vez menos nome masculino. Xa o substantivo era feminino en latín, en galego é de xénero feminino e seguimos dicindo «Bellas Artes» en español. Hai mulleres artistas, abofé, moitas máis das que se nos dixeron, e a Historia da Arte terá que compartir xénero, mal que lles pese a algúns. Xa dicía Christine de Pizan, escritora e filósofa da Idade Media, que «si la gente se molestara en buscarlas, encontraría muchas mujeres extraordinarias», segundo o libro dixital de Sandra Ferrer Valero ‘Mujeres silenciadas en la Edad Media’ (Punto de Vista Editores). Sacar á luz artistas silenciadas é tamén o obxectivo da campaña-proxecto de reivindicación «Quién coño es», que usa diversas ferramentas para visibilizar o traballo das mulleres dentro do mundo da arte.

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